CON EL CUERPO
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El espacio como maestro del cuerpo

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    Devenir Movimiento
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Introducción

El cuerpo no se desarrolla en el vacío. Se adapta, crece y se transforma en relación constante con el entorno que habita. En este sentido, los espacios en los que vivimos y trabajamos no son neutrales: definen qué movimientos hacemos, cuáles evitamos, y qué tipo de habilidades cultivamos o atrofiamos.

Foucault y el poder del entorno

El filósofo Michel Foucault planteó que los factores externos —la arquitectura, las instituciones, las normas sociales— modelan profundamente lo que sucede en el interior de las personas. Así como las estructuras educativas o carcelarias diseñan formas de comportamiento, los espacios físicos también delimitan qué posibilidades corporales se activan o se inhiben.

Esta visión puede aplicarse directamente al cuerpo. Si habitamos un entorno donde todo está al alcance de la mano, donde se camina poco, donde se pasa gran parte del día sentado, entonces el cuerpo se adaptará a eso: perderá movilidad, fuerza, reflejos y capacidades que no se usan.

El espacio como estímulo para el movimiento

Podemos, sin embargo, rediseñar nuestros espacios para que nos inviten al movimiento, a la variación postural, al juego y al desafío físico. Aquí algunas ideas:

  • Objetos en altura
    Colocar libros, estantes o utensilios en posiciones que nos hagan estirarnos regularmente, usar los brazos en rangos de movimiento poco habituales o incluso trepar con cierta frecuencia.

  • Entrenamiento cruzado en casa
    Por ejemplo, ubicar ciertos elementos de uso cotidiano en el lado izquierdo para quienes usan predominantemente el derecho. Esto entrena la coordinación bilateral y previene desbalances.

  • Superficies y transiciones variables
    Dormir en una cama en altura a la que haya que subir, sentarse en el suelo en vez de siempre en sillas, o usar cojines de equilibrio o colchonetas para cambiar la relación con el piso.

  • Incorporar el juego
    Instalar barras para trepar (como monkey bars), cuerdas, aros o cualquier estructura que permita colgarse, balancearse o reptar. No se necesita un gimnasio en casa, sino creatividad para proponer pequeños retos físicos.

  • Zonas de uso descalzo
    Quitar las zapatillas en ciertos espacios y colocar materiales con texturas variadas (alfombras, piedras, madera) estimula la planta del pie, el equilibrio y la conciencia postural.

El espacio define hábitos (y habilidades)

Así como un espacio que limita el movimiento modela cuerpos más pasivos, un entorno que propone diversidad de estímulos físicos entrena disponibilidad, adaptabilidad y salud corporal. A largo plazo, esto puede marcar una gran diferencia en cómo envejecemos, cómo respondemos al estrés o incluso cómo nos relacionamos con el placer de habitar el cuerpo.

Cada vez que el entorno te invita a moverte de una forma distinta, te está regalando una posibilidad de expansión.

No se trata de diseñar un espacio incómodo, sino intencional. Un espacio que no te inmoviliza, sino que te provoca. Que no impone rutinas sedentarias, sino que activa tu curiosidad corporal.

"El entorno no es solo un decorado: es un compañero de aprendizaje corporal."

Ideas para enriquecer el diseño corporal del entorno

Además de los elementos ya mencionados, podemos considerar otras formas de expandir las posibilidades físicas que ofrece nuestro entorno. Aquí algunas ideas para enriquecer tu espacio y hacerlo aún más favorable al desarrollo corporal:

1. Diseño del entorno como prevención de lesiones

No solo se trata de habilitar el movimiento, sino también de evitar posturas repetitivas o forzadas que puedan derivar en tensiones o lesiones crónicas. Un ejemplo: trabajar siempre sobre una mesa demasiado baja puede generar problemas en la espalda o el cuello.

2. Movilidad vertical

Además del plano horizontal, el cuerpo puede entrenarse para interactuar con el entorno en altura o profundidad: subir, agacharse, gatear, colgarse. Incluir elementos que desafíen la movilidad vertical (como una cuerda colgante, una escalera de mano, o niveles de suelo desiguales) promueve patrones de movimiento más ricos y variados.

3. Mobiliario dinámico o no tradicional

Usar elementos como cojines de estabilidad y equilibrio, pelotas de pilates, bancos bajos o puffs puede fomentar posturas más activas o rotativas a lo largo del día, especialmente en tareas sedentarias.

El poder del espacio vacío

No todo en el entorno debe ser un estímulo concreto. También hay un valor inmenso en el espacio vacío, ese lugar despejado que no impone un uso particular, pero invita a la exploración libre.

Un suelo amplio y sin obstáculos puede convertirse en una pista de baile, en una zona para estirarse, practicar yoga, rodar, saltar, jugar, o simplemente sentir el cuerpo moverse sin restricciones.

En la vida cotidiana, reservar un área en casa donde sea posible:

  • Improvisar un momento de danza o movimiento espontáneo
  • Seguir una clase online (de yoga, movilidad, entrenamiento suave)
  • Recostarse a descansar o meditar en el suelo
  • Jugar con niños o con mascotas desde el cuerpo

…es una forma poderosa de mantener la presencia corporal activa sin necesidad de programar nada.

El espacio vacío es un lienzo: en él puede aparecer cualquier forma. Es allí donde el cuerpo vuelve a imaginarse.


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